Este montañoso concejo asturiano tiene historia, valores naturales, brañas en perfecto, rutas como la célebre Senda del Oso, gastronomía envidiable, patrimonio cultural más que interesante, etc. convierten a Teverga en la joya asturiana por pulir.
Sus habitantes lo saben y trabajan con éxito para convertir el concejo en uno de los platos fuertes del turismo rural en España y a fe que lo conseguirán.
La mayoría de viajeros conocen Teverga atraídos por el imán de la Senda del Oso, en cuyo territorio transcurren los últimos kilómetros de esta vía verde, y el impresionante desfiladero de las Xanas, que aunque en el concejo vecino, permite conocer Teverga de camino a Somiedo.
Pero Teverga es mucho más. Los atractivos de Teverga son motivo suficiente como para dedicar una visita pausada al municipio. Las pinturas rupestres de Fresnedo, el puerto de Marabio o la ruta de las Brañas, muy cerca del Alto de San Lorenzo por donde transcurre el Camín Real de las Mesa, son claros ejemplo por los que el concejo termina por conquistar al turista. Sus gentes pusieron el resto.Pero conozcamos un poco más en profundidad Teverga.
Teverga se encuentra en el centro sur del Principado, limitando al norte con los concejos de Grado y Yernes y Tameza; al este con Proaza y Quirós, al sur con Somiedo y León y al oeste con Belmonte de Miranda y Somiedo. Su superficie es eminentemente montañosa con la máxima altitud en los 1.976 metros del Pico Ferreirúa, lindando con León, y en la que encontramos las montañas del Cordal de Sobia, el Cordal de la Mesa y la Sierra de Santa Cristina, que escoltan magníficamente a los tres grandes valles del concejo: Valdesantibáñez, Valdecarzana y Valdesanpedro.
Históricamente en el valle existen vestigios de la Edad del Bronce, siendo sin duda las pinturas rupestres de Fresnedo, entre otras, su resto más importante. Los romanos dejaron en estas tierras la importantísima calzada del Camín Real de la Mesa y aquí existieron castillos y torres medievales de las que sólo quedan restos del castilo de Alesga, cuando Teverga vivó su época de mayor esplendor. Paseando por los pueblos y aldeas del concejo encontramos si dificultad multitud de escudos nobiliarios en las fachadas de las casas que fueron colocados por las familias que en ellas vivían allá por los siglos XV a XVIII. La minería llega a Teverga en el 1876 y trasforma parte de su paisaje aportando gran riqueza a la zona y trayendo el ferrocarril, que hoy ya desmontado ha dejado la vía verde del Oso (consultar rutas de turismo activo).
Respecto al patrimonio natural de Teverga baste decir que casi el 60% del concejo es bosque. Por encima de la superficie forestal abunda la roca desnuda al más puro estilo Picos de Europa. Y entre sus abruptos roquedos se encuentra como no podía ser menos, merodea el oso pardo.
Mención aparte merecen en el patrimonio natural Cueva Huerta, cuyas galerías alcanzan los 14,5 kilómetros de longitud, el Desfiladero de Estrechura, el puerto de Marabio, la preciosa cascada del Xiblo (70 m.), la laguna de Sobia o el impresionante Pico Caldoveiro, por citar algunos ejemplos.
Por lo que respecta a la arquitectura, en La Plaza encontramos la interesante Iglesia de San Pedro, de estilo románico primitivo (siglo XI) y la Iglesia de Santa María de Villanueva, románica, la Iglesia de Nuestra Señora del Cébrano barroca y renacentista y un buen número de ermitas, además de otras iglesias y capillas.
En el paisaje rural encontraremos excepcionales ejemplos de brañas con cabañas de teito, hórreos, paneras, molinos, corros, llagares y hornos. Demasiados atractivos como para pasarlos por alto en una visita al Principado.