Osona es una comarca variada como pocas. No es fácil encontrar tanta variedad en el paisaje, un patrimonio histórico y cultural tan relevante, costumbres tan variadas y gastronomía tan bien elaborada en una porción de terreno relativamente pequeña
La comarca de Osona es una de las mayores, en cuanto a kilómetros cuadrados se refiere, de la provincia barcelonesa. Este territorio prepirenaico, se caracteriza por la presencia de sierras y montañas de no demasiada altitud pero extremadamente escarpadas, presentando una orografía caracterizada por los barrancos, los valles frondosos en los que abundan bosques caducifolios y pinares –como los que encontramos en el Parque Natural del Montseny-, los cortados y acantilados –especialmente los situados en el Collsacabra-, y uno de los embalses más famosos del país por su extraordinaria belleza y el entorno natural para las actividades de turismo activo.
Osona se encuentra delimitada por las comarcas del Berguedà, el Ripollès, la Garrotxa, la Selva, el Vallès Oriental y el Bages.
Vic es la capital administrativa e histórica de la comarca y si tenemos la fortuna de visitarlo a mediados del mes de Abril no podremos perdernos el mercado más célebre es el Mercado del Ram.
EL LLUÇANÈSEl amplio territorio noroccidental de la comarca está ocupado por El Lluçanès. Es una comarca emplazada en un altiplano de orografía suave, a caballo entro los río Ter y Llobregat, en la que podemos encontrar excepcionales muestras de arte y curiosas tradiciones. El origen histórico del Lluçanès hay que buscarlo en la iglesia de Santa María de Lluçà, con un importante conjunto de claustro y pinturas románicas del s.XII.
Entre los lugares de interés más relevantes del Lluçanès encontramos la cripta prerrománica de Sant Andreu d’Oristà, la plaza mayor de Santa María de Olost, la iglesia de Sant Pere de Perafita, el Santuario de Lourdes de Prats de Lluçanès, El Santuari de la Maere de Déu dels Munts de Sant Agustì de Lluçanès, el núcleo histórico de Sant Boi, el puente medieval del molino del Pont de Sant Martí d’Albars o la naturaleza presente en la Roca de Pena d’Alpens, la riqueza paisajística de Sant Bartomeu del Grau, o la Riera de Merlés de Santa María de Merlés.
Mención aparte merece el extraordinario espectáculo que cada 31 de octubre y 1 de noviembre se representa en el pueblo de Sant Feliu Sasserra. Sant Feliu es el pueblo con mayor tradición de brujería de la zona y hoy se representa este pasado medieval en el que fueron quemadas muchas de sus vecinas acusadas de brujería a través de una puesta en escena popular por las calles del pueblo. Durante la representación, todo el pueblo permanece iluminado únicamente por las luces de hogueras y antorchas, lo que contribuye a que el visitante se vea envuelto en un ambiente realmente sorprendente.
BISAURA, VALL DEL GES Y CABRERÉS. COLLSACABRAAl norte de Vic, camino natural del Pirineo, se localizan una serie de municipios caracterizados por un ambiente montañoso –los más septentrionales-, al cual se han adaptado perfectamente y en general a la vida ligada al río Ter y la antaño prolífica vida industrial de las numerosas colonias textiles –hoy en su mayoría abandonadas. Junto al Cabrerés, constituyen el espectacular paisaje de los Meandros del Ter. El avance del río, ralentizado por una disminución brusca del desnivel, origina una serie de curvas en forma de ese que han marcado el paisaje de la comarca en su porción nororiental.
Entre los lugares naturales más relevantes destaca el Parque del Castillo de Montesquiu, en un magnífico ambiente de montaña, las sierras próximas a la localidad de Vidrà, y la zona de imponentes cortados rocosos próxima al embalse de Sau, donde encontramos el Parque Natural de les Guilleries-Savassona. En la zona proliferan las actividades de turismo activo como el senderismo, la bicicleta, la escalada y los deportes acuáticos.
Entre los muchos lugares con interés histórico, artístico o cultural destacan sin duda el asentamiento íbero y medieval de l’Esquerda de Ter (con Museo Arqueológico), el Castillo de Montesquiu –edificado en el s.XI-, o la joya románica benedictina del Monasterio de Sant Pere de Casserres, por citar sólo algunos notables ejemplos.
Si lo que queremos es perdernos paseando por alguno de los pueblecitos del Collsacabra, no podemos pasar por alto dos verdaderas maravillas: Rupit, Tavérnoles y Tavertet.
EL SUR DE OSONAAl sur de la comarca, a tan sólo media hora de la gran ciudad Barcelonesa, encontramos los territorios del Alt Congost y del Montseny. Aquí el rey es sin duda el importante Parque Natural del Montseny, declarado por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, y considerado como una de las zonas con mayor interés medioambiental de nuestro país. Taradell, Viladrau, El Brull, Aiguafreda o Centelles son algunos de sus municipios más afamados. Unos, como Viladrau, característicos pueblos de montaña, y otros como El Brull o Aiguafreda con importantes yacimientos arqueológicos como la Fortificación Ibérica del Turò de Montgròs (El Brull). Taradell es famoso por, entre otras cosas, su castillo, la Feria de Santa Llúcia y la Fiesta de Toca-sons y qué decir del Conjunto Monumental de Sant Vicenç de Malla.
No se puede pasar por alto una visita dolmen de Can Brull (Aiguafreda), la Segrera medieval de Seva, el Centro Cultural Europeo de la Naturaleza en Viladrau (y si nos gusta caminar ascender al Matagalls, el techo de Osona con 1.697 metros de altitud), la iglesia de Sant Quirze y Santa Julita de Muntanyola, el castillo románico de Santa Eulalia de Riuprimer.
En el sur de Osona, como muestra de la extraordinaria variedad comarcal encontramos Centelles, donde es posible encontrar desde un molino hidráulico del siglo XI (Molí de la Llavina) -y donde dicho sea de paso elaboran unos quesos de fábula-, o la puerta de la Casa de la Villa (s. XVI), a las cuadras del mejor equipo catalán de horse-ball –una incipiente modalidad ecuestre-, o la posibilidad de poner a prueba nuestra valentía realizando la vía ferrata de les Baumes Corcades bajo la atenta mirada de un castillo, el de Sant Martí de Centelles, que se resiste a desmoronarse con el paso del tiempo desde que fuera levantado en el siglo IX.
Mucho que hacer, ver y sentir en un rincón de Cataluña excepcional, habitado por unas gentes afables que comienzan a ofrecer, como mejor saben hacerlo, lo mucho que tienen que mostrar al turismo catalán y sobre todo nacional. El turismo rural tiene una gran destino en Osona y sólo resta acercarse a conocerlo. Seguro que repetirás.