> Rutas y Lugares de Interés > Ruta del Infante Don Juan Manuel
De la mano del Infante don Juan Manuel, -príncipe de las letras españolas que abrió camino entre los siglos XIII y XIV -.
Nos adentramos en una ruta en la que el culto al espíritu y al buen vino se dan la mano entre bodegas y monasterios de sobrada importancia y renombre.
Se adentra este viaje por un territorio de viñedos y ondulaciones suaves bañado por las aguas del Duero, en cuyas márgenes se ubican algunas de las más afamadas bodegas vallisoletanas. Pero también importantes poblaciones o singulares monasterios, como el de Valbuena. El infante don Juan Manuel, señor de Peñafiel y su castillo, príncipe y escritor que recorrió estos mismos paisajes a finales del siglo XIII y principios del XIV, está considerado como uno de los grandes creadores de la literatura castellana.
1.- Valladolid. Parte este itinerario de la capital vallisoletana para explorar con detenimiento uno de sus paisajes más característicos, el largo y sinuoso brazo que dibuja el río Duero de Este a Oeste, tentáculo que llena de vida y esplendor unas riberas famosas en el mundo entero por la calidad de sus vinos.
2.- Tudela de Duero. Tomando la N-122 en dirección a Soria, Tudela de Duero, abrazada por un pronunciado meandro del río, es la primera localidad que sale al paso.
Su casco histórico, apretado y laberíntico, está presidido por la iglesia de La Asunción. Levantada en el siglo XVI con maneras góticas, alberga en su interior uno de los mejores retablos de la provincia, trabajado por artistas de la talla de Manuel Álvarez, Juan de la Maza o Gregorio Fernández. Otro de sus retablos expone una talla de Juan de Juni. La portada del templo, también digna de admirar, fue realizada por Juan de Escalante.
En las afueras de la localidad se alzan las ermitas del Humilladero de la Quinta Angustia, del siglo XVI, utilizada en la actualidad como sede de exposiciones temporales, y la del Santo Cristo, también del siglo XVI.
3.- Sardón de Duero. La misma N-122 lleva en unos pocos kilómetros hasta Sardón de Duero, cuya iglesia de San Juan Bautista data del siglo XVI. En el trayecto hacia Quintanilla de Onésimo, siguiente parada en el itinerario, surge, a la izquierda de la carretera, el tupido alfombrado de viñedos que rodea al monasterio de Santa María de Retuerta, importante edificio de trazas románicas levantado por los benedictinos en el siglo XII. Actualmente es sede de una afamada bodega que organiza, previo contacto, visitas a su interior.
4.- Quintanilla de Onésimo. La misma N-122 lleva en unos pocos kilómetros hasta Sardón de Duero, cuya iglesia de San Juan Bautista data del siglo XVI. En el trayecto hacia Quintanilla de Onésimo, siguiente parada en el itinerario, surge, a la izquierda de la carretera, el tupido alfombrado de viñedos que rodea al monasterio de Santa María de Retuerta, importante edificio de trazas románicas levantado por los benedictinos en el siglo XII. Actualmente es sede de una afamada bodega que organiza, previo contacto, visitas a su interior.
El templo principal de Quintanilla de Onésimo está dedicado a San Millán.
5.- Quintanilla de Arriba. Sin pasar aún a la otra orilla, Quintanilla de Arriba es la siguiente población del itinerario. Su templo es un edificio barroco dedicado a La Asunción. En el intermedio de ambas localidades se dejan atrás los viñedos de bodegas emblemáticas, como Vega-Sicilia, y la estampa solemne del monasterio de Valbuena, en la otra orilla, hasta el que se viajará más adelante.
6.- Padilla de Duero. La localidad está próxima a los yacimientos de la ciudad vacceo-romana de Pintia, cuyos restos se identificaron con la ciudad de Valladolid. En el yacimiento destaca el poblado de las Quintanas, que ha sido declarado Bien de Interés Cultural
6.- Peñafiel. El gran atractivo que estas riberas tuvieron desde antiguo como lugar privilegiado para el asentamiento humano queda patente en la visita al yacimiento arqueológico de Pintia, señalizado en las cercanías de la localidad de Padilla de Duero, consolidado como el mejor yacimiento vacceo del mundo.
El castillo de Peñafiel, en alto sobre un cerro desde el que se dominan hasta siete valles distintos, ha sido comparado, no sin razón, con un gigantesco barco que se hubiera quedado sin mar. Por eso vuela como un navío de piedra sobre un horizonte de pinares y viñedos. Para muchos es, junto al recinto califal de Gormaz, una de las mejores fortalezas medievales españolas. Hoy este hermoso castillo alberga el Museo Provincial del Vino.
7.- Curiel de Duero. El recorrido de la margen derecha del Duero se inicia en Curiel, a cuya entrada se reconocen, en alto sobre un cerro disuelto por la erosión, los restos del castillo más antiguo de la provincia. La población cuenta en su interior con otro bastión, un castillo-palacio del siglo XV que perteneció a los Zúñiga, del que quedan los lienzos exteriores y la torre del Homenaje. Frente a él se alza la iglesia de Santa María, con mezcla de estilos gótico y mudéjar. A éste último pertenece un bello artesonado polícromo. Su otra iglesia es la de San Martín, románica del siglo XII. Otros importantes retazos de su pasado histórico son el rollo de justicia, poco frecuente en la zona, y la puerta de La Magdalena, única superviviente de la muralla. Un museo etnográfico guarda la memoria de los oficios tradicionales y otro, la Escuela del Ayer, recuerda cómo era la enseñanza en épocas pasadas.
8.- Pesquera de Duero. Un recodo del río a su paso por Pesquera de Duero ofrece una hermosa perspectiva del conocido como barrio de las bodegas, horadadas sobre la ladera de un pequeño cerro. La localidad cuenta con una plaza Mayor porticada a la que se accede por un arco. Sus principales edificios son la iglesia de San Juan Bautista y las ermitas del Humilladero y Nuestra Señora de Rubialejos.
9.- Valbuena de Duero. Un desvío de la carretera que enlaza esta localidad con Valbuena de Duero permite llegar hasta el monasterio de Santa María de Valbuena, cenobio cisterciense del año 1143. La sencillez de la arquitectura, marcadamente espiritual, contrasta con su barroco retablo. En su interior destacan el claustro -gótico, renacentista y cisterciense- y la capilla del Tesoro o de San Pedro, con unas interesantes pinturas murales del siglo XIII. El monasterio es sede de la Fundación las Edades del Hombre. En Valbuena, el Centro de Interpretación Vitivinícola Emina acerca la cultura del vino al visitante.
11.- Olivares de Duero. Presume, con todo el derecho del mundo, del hermoso retablo renacentista de su iglesia de San Pelayo. Está reconocido como una de las obras cumbre del Renacimiento español. Además de algunas tallas, del círculo de Guillén de Holanda, tiene 51 tablas, con influencia, entre otros, de Juan Soreda -el Maestro de Olivares- Durero, y Berruguete. En el cercano páramo se han hallado recientemente las evidencias más antiguas de la utilización humana del fuego en toda la Península.
12.- Villabáñez. Desde esta localidad el viaje salta hacia el valle del río Jaramiel para conocer la localidad de Villabáñez y su edificio más importante, la iglesia de La Asunción, levantada entre los siglos XVI y XVII. Cuenta también con un notable retablo realizado por la escuela de Gregorio Fernández. En las afueras se ve la ermita del Santo Cristo de la Guía, con importantes tallas en su interior. El itinerario finaliza en Renedo de Esgueva.
13.- Renedo de Esgueva
Terminamos nuestra ruta en Renedo donde podrá visitar el Centro de Interpretación del Valle del Esgueva.
* Fuente Diputación de Valladolid.
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