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La comarca de las Cinco Villas es una de las demarcaciones aragonesas más extensas, pues abarca desde las tierras pirenaicas hasta el valle del Ebro. Es el territorio de la provincia de Zaragoza ubicado más al norte y en él hallaremos uno de los más ricos y variados conjuntos patrimoniales de Aragón. El topónimo "Cinco Villas" le viene dado por sus cinco poblaciones históricas: Ejea de los Caballeros, Tauste, Sádaba, Uncastillo y Sos del Rey Católico.
Esta última, la más septentrional, constituye el objetivo de nuestra visita. Su monumental casco urbano, declarado conjunto histórico-artístico y bien de interés cultural, conserva el antiguo aroma medieval como pocas localidades: calles estrechas y pavimentos empedrados, en las que encontraremos antiguos arcos y puertas de muralla, con evocadores nombres.
Buena parte de las construcciones más significativas se agrupan en torno a la plaza Mayor. Tras la elegante fachada renacentista del ayuntamiento (siglo XVI), se ubica la lonja, exhibiendo una magnífica combinación de arcos de medio punto y ojivales. También destacado es el edificio del antiguo colegio de los Escolapios (siglo XVIII). Grabada en la piedra, junto al hueco en forma de pirámide invertida donde se colocaba la romana, encontramos el hueco que revela la medida exacta de la vara aragonesa.
Muy próxima, la iglesia de San Esteban (siglo XII), adosada a la torre de la antigua fortaleza. El templo presenta una hermosa portada románica, además de conservar en la cripta una serie de pinturas del Gótico Inicial de excelente valor artístico. También de estilo gótico son la iglesia de San Martín de Tours y las pinturas murales que decoran su ábside.
Otras construcciones a destacar: el palacio de Niño, que actualmente acoge el Centro de Congresos, o la casa solariega de don Isidoro Gil de Jasa, reformada para acoger diversas dependencias de carácter educativo.
En la parte más alta, culminando la peña Feliciana, encontraremos la torre del Homenaje, bajo la que se desparrama buena parte del casco urbano.
El nombre de la villa evoca tiempos pasados, pues fue en esta población donde nació el rey Fernando II de Aragón. A través del Centro de Interpretación que acoge el Palacio de Sada (lugar de nacimiento del monarca) nos acercaremos a la vida de uno de los reyes más importantes en la Historia de España.
Podemos hacer un alto en el momento en que lo deseemos para acercarnos a otro importante aspecto de las Cinco Villas, su exquisita gastronomía. De los múltiples productos que nos ofrece esta tierra, quizás el más representativo sea el ternasco, excelente en cualquiera de sus variedades: asado con patatas o guisado con verduras.
Tras conocer Sos, volveremos sobre nuestros pasos para visitar, a las afueras, el monasterio de Valentuñana (siglo XVII), en cuyo interior se guarda una hermosa talla románica de la Virgen. También cuenta con un pequeño espacio museístico en el que se exhibe un heterogéneo conjunto de piezas traídas de diferentes lugares por los misioneros agustinos que hoy habitan el monasterio.
Finalmente, podemos concluir la jornada acercándonos a la cercana Castiliscar, una sugestiva población que cuenta con interesantes viviendas de arquitectura tradicional, de en torno al siglo XIX, muy bien conservadas. Además, el interior de la iglesia parroquial románica (silgo XII), alberga una grata sorpresa: un sarcófago paleocristiano excepcional, fechado hacia el año 350 d.C.
En ambas localidades nos esperan rincones con encanto a cada paso, imposibles de enumerar, que invitamos a descubrir con calma.
Continuaremos nuestro viaje por la comarca de las Cinco Villas visitando dos de las cinco localidades que dan nombre a este territorio: Sádaba y Uncastillo.
En Sádaba hallaremos dos construcciones excepcionales: por un lado, el castillo románico, de muros muy bien conservados, vigila el casco urbano. Datado en el siglo XIII, llaman la atención sus siete torres y los ornamentos cistercienses que presenta. La parquedad de elementos defensivos refleja una evolución en el concepto de fortaleza, acercándose ya a las obras de tipo palaciego.
Por otra parte, la iglesia parroquial: una magnífica obra gótica (siglo XVI) que debido a la escasez de este estilo en la comarca, todavía adquiere mayor valor. De ella destaca la esbelta torre octogonal y la hermosa decoración de la portada.
De camino a Uncastillo (A-1202) deberemos hacer dos paradas: una para visitar el mausoleo de los Atilios (siglo II d.C.) y la otra, para conocer el yacimiento arqueológico de Los Bañales. Del primero, sólo se conserva uno de los cuatro muros que presentaba este monumento funerario romano. Sin embargo, su rica ornamentación, plagada de simbología, la convierten en una obra digna de visitar. Una construcción que no debemos confundir con el mausoleo paleocristiano llamado "La Sinagoga" que también se conserva a las afueras de Sádaba.
Para acceder a Los Bañales, deberemos atravesar la localidad de Layana. Lo más significativo de este yacimiento romano (siglos I d.C. al IV d. C) son las termas que le dan nombre, pues se desconoce el topónimo de este antiguo asentamiento. Sorprenden tanto por su tamaño como por su estado de conservación, pudiendo apreciar las diferentes salas y dependencias de que constaban. Además, todavía se mantienen en pie los enormes pilares sobre los que se asentaba el acueducto, indispensable para suministrar agua a los baños públicos y al importante núcleo que debió ser esta urbe anónima
Ya en Uncastillo nos encontraremos con un bello casco urbano de gran interés, en el que llamarán nuestra atención sus seis iglesias, el castillo y la buena cantidad de construcciones palaciegas que ornan sus calles. De ellas, sólo citaremos unos pocos ejemplos:
Del patrimonio religioso de Uncastillo, la obra más significativa es la iglesia románica de Santa María (siglo XII). Tanto su fachada como su interior constituyen dos de los ejemplos más sobresalientes del Románico aragonés, cuyo interesante programa iconográfico es digno de contemplar con detenimiento. También a destacar, su espléndida torre gótica de aspecto fortificado.
Otro templo ineludible es el dedicado a San Martín de Tours. Una construcción románica con reformas renacentistas y barrocas. Llaman la atención su torre, réplica más sencilla de la de Santa María, y el espacio museístico, que hallaremos en su interior: el Centro de Arte Religioso del Prepirineo con una interesante colección de arte sacro y un entretenido audiovisual.
En lo alto de la peña Ayllón nos aguardan los dos recintos amurallados del castillo. Se trata de dos torres, pertenecientes a dos épocas diferentes: la torre más pequeña (siglos XI y XII) se remodeló en el XIV, época en la que se construyó la segunda, la más alta, parte de un palacio gótico del que se conservan algunos restos. En él encontraremos un pequeño museo sobre la torre y la villa. Bajo la fortaleza, también podemos visitar un interesante pozo de hielo.
Si disponemos de tiempo, no podemos dejar de visitar la iglesia románica de San Juan, templo situado en un altozano, horadado por tumbas antropomorfas. Destaca la pureza de su estilo, sin reformas ni añadidos, y las pinturas murales que conserva en su ábside.
De este modo, concluiremos otra apretada, pero muy satisfactoria, jornada en las Cinco Villas.
Ya conocemos tres de las Cinco Villas. Hoy completaremos la lista con las dos que nos restan: Ejea de los Caballeros, la capital, y Tauste.
Empezaremos por la capital, una ciudad que ha experimentado un importante crecimiento económico y urbano en las últimas décadas, convirtiéndose en una localidad dinámica y moderna. Rodeado de nuevos barrios, encontramos el casco antiguo, donde se conservan dos buenos ejemplos del patrimonio religioso comarcal: las iglesias de San Salvador y de Santa María.
La primera se encuentra marcando el inicio del casco histórico. Datada en el siglo XIII, llama la atención su torre fortificada (siglo XIV) que nos traerá a la memoria las que vimos ayer en Uncastillo. Se trata de un templo románico con dos bellas portadas, en las que podemos contemplar ricos relieves realizados por el "maestro de Agüero" o "de San Juan de la Peña".
En su interior hallaremos un magnífico retablo gótico realizado por los maestros Blasco de Grañén y Martín de Soria, durante el siglo XV.
Para acceder a la iglesia de Santa María, también románica (siglo XII), deberemos subir a la parte alta de la ciudad. Este bello templo se levanta en el solar que ocupaba la antigua mezquita. Cuenta con dos portadas, como la anterior: una original, románica, y otra posterior, de estilo barroco. Cada una representativa de su estilo.
Antes de dirigirnos a Tauste, nos detendremos en la iglesia de la Virgen de la Oliva, patrona de Ejea. Levantada extramuros en el siglo XVIII, el templo nos sorprenderá por sus amplias proporciones, así como por la cantidad de retablos que guarda, procedentes de las ermitas de los alrededores. A destacar, dos pinturas del siglo XIX en las que se representa una población medieval amurallada que se identifica con Ejea.
A Tauste, la más meridional de las Cinco Villas, llegaremos tomando desde Ejea la A-127. Como en el caso de la capital, Tauste es una ciudad que ha visto cómo su casco urbano se ampliaba y transformaba gracias al aumento de las actividades industriales y la creación de infraestructuras, dirigidas a aumentar las tierras de regadío y la modernización de la ganadería.
Sin embargo, no todo en esta localidad es de reciente construcción. Cuenta con magníficos ejemplos patrimoniales, entre los que sobresale, tanto por su valor artístico como por su considerable altura, la hermosa torre mudéjar de la iglesia de Santa María. El templo se construyó en el siglo XIV, siendo ampliado en sucesivas reformas, con diferentes capillas y dependencias. Como decimos, el elemento que más llama la atención es la esbelta torre, cuya estructura nos recordará la de un alminar almohade. Su espectacular decoración mudéjar la convierte en uno de los más bellos ejemplos de este estilo artístico.
También significativas son otras dos construcciones: la iglesia románica de San Antón (siglo XII), con una pequeña y sugestiva torre mudéjar; y el convento de Santa Clara, que conserva la bella iglesia barroca del siglo XVII.
Una vez que concluyamos la visita a Tauste, si disponemos del tiempo necesario, podemos acercarnos al santuario de Nuestra Señora de Sancho Abarca, en el límite con la comunidad navarra. Al valor intrínseco de este hermoso templo barroco, debemos añadir la excelente panorámica de las Bardenas que desde allí se obtiene: al norte, áridas extensiones, y al sur, campos de regadío.
Unas vistas espectaculares con las que terminaremos nuestra excursión.
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